En la tarde de este pasado miércoles 12 de junio, nuestra corporación, a través de una delegación de la Junta de Gobierno encabezada por nuestro Hermano Mayor, ha vuelto a hacer real uno de los compromisos que con más satisfacción llevamos a cabo en nombre de todos los hermanos que conformamos esta hermandad : la entrega del donativo anual al Economato Social de la Fundación Virgen del Valle. Un donativo que este año, además, se ha visto incrementado en su cuantía.
5 años se cumplen de esta colaboración económica. Aportación que siempre nos parece poca para la importantísima labor social que realiza la Fundación con tantas familias ecijanas.
Se cumple así, de nuevo, un compromiso que nuestros hermanos aprobaron para que en la modificación de Reglas tuviese un carácter permanente en el tiempo. Un compromiso prioritario que, al volver a cumplirse, nos llena de alegría. Un compromiso que da sentido al espíritu cristiano de asistencia a nuestros hermanos más necesitados, que fortalece el compromiso con una caridad activa y evangélica.
Pero siempre se puede hacer más. Siempre es poco, muy poco lo que hacemos. Y en ello trabajamos humildemente, con la inestimable ayuda de todos aquellos que lo hacen posible con su trabajo, donaciones y sacrificio.
Queremos agradecer de todo corazón las atenciones que el administrador de la Fundación y responsable del Economato, el Excelentísimo Sr. D. Diego Lamoneda Díaz, ha tenido con nosotros al mostrarnos las instalaciones y el trabajo que los voluntarios realizan con las numerosas familias que atienden.
La Fundación y su obra son los protagonistas aquí, no nosotros.
Ojalá llegue un día en que su función no sea necesaria en nuestra ciudad. Pero mientras tanto, es necesario hacerles llegar el orgullo que cualquier cristiano siente por una labor a la que estamos todos llamados a colaborar, alentar, y sostener.
Porque desde hace cinco años, lo que nuestra hermandad aprendió es que la Fundación que lleva el bendito Nombre de nuestra Patrona y Alcaldesa Perpetúa, María Santísima del Valle, es de todos. Y todos estamos obligados (en la medida de nuestras posibilidades y si decimos llamarnos cristianos de verdad) a su mantenimiento.
Que la Virgen premie a cuantos hacen posible su funcionamiento diario. Y nos de aliento y fortalezca nuestra fe a la hora de ayudarlos. Gracias a todos.