Lugares de interés para ver la cofradía.

No es sencillo definir un sitio concreto donde mejor ver la Cofradía de Jesús Sin Soga, ya que cuantos forman parte de la Hermandad considerarían hermoso cualquier punto del recorrido, y también, porque indudablemente la Cofradía se ve distinta participando como hermano en la Estación de Penitencia, que viéndola como cofrade o simple espectador. En cualquier caso las calles de nuestro bello casco histórico son el marco perfecto para contemplar el discurrir de la Hermandad. Pero haciendo el esfuerzo por definir puntos de interés destacaríamos:

– La salida y entrada a nuestro templo traspasando la bella portada neoclásica que con sus columnas de altos fustes de granito, restos del monumental templo romano que bajo Santa Bárbara está, parecen llevarnos a las puertas del Pretorio romano de Jerusalen, para volver a ver al Divino Nazareno cargar con la Cruz camino del Calvario.

Ntro. Padre Jesús sin Soga entrando en Plaza de España. Francisco Martín.
Ntro. Padre Jesús sin Soga entrando en Plaza de España. Francisco Martín.

– El bello transitar entre naranjos por la calle La Marquesa, cuando Nuestra Señora de la Fe se convierte en la mas bella flor de azahar y la contemplan las espadañas del antiguo convento de carmelitas descalzos y la del Hospitalito.

Ntro. Padre Jesús sin Soga entrando en calle Zayas.
Ntro. Padre Jesús sin Soga entrando en calle Zayas.

– La Plazuela de Santa María, con la poderosa torre, verá pasar, con su zancada a Jesús Sin Soga, rápido, como si se encontrara más cómodo en la estrechez de las calles que lo conducen al rezo cantado de sus Hijas, las Hermanas de la Cruz. Mientras, en la Plazuela, estará ya el paso de Nuestra Señora de la Fé, frente al Triunfo de nuestra Patrona la Virgen del Valle. Encuentro entre la Virgen de Belén y la Virgen del Gólgota. Manos para sostener un Niño, Manos apretadas para implorar al Cielo que, a Ambas, cobijará en este momento. Será, siempre testigo muda, la figura alegórica de la Fé, rematando la monumental entrada a Santa María, que antes de despedir a la cofradía, ofrecerá el palio pétreo de su Arco para la Virgen.

– El tránsito por la Plaza de la Constitución con el Palacio de Benamejí como fondo barroco inmejorable, hasta que aparezca el Nazareno de Montes de Oca, al fondo, y consiga, con su caminar fuerte y recio, propio de Dios, eclipsar la gallardía y nobleza del edificio, robarle las miradas de cuantos allí se encuentren, que seguirán ahora al Señor hasta que gire buscando las calles que lo lleven nuevamente a su Iglesia.

– Por último, el tránsito por su calle, Jesús Sin Soga. El paso por la puerta de su casa hermandad. La vida, que tantos viernes está tras ese arco, estará ahora fuera, acompañando al Señor y a la Virgen. Se detendrá el Señor junto a la capilla, junto al retablo callejero y volverán a hacerse presentes ausencias, personas, recuerdos. El incienso hará confundir los sentidos y parecerá, por un momento, que vuelven a estar en aquella calle Maese Luis recogiendo de manos del Señor el cíngulo, que el Marqués de Peñaflor saldrá de su cercano Palacio para ver al Mejor Vecino del barrio, y allí, también, estará, mirad arriba, fijarse bien, difuminadas sus aristas por la oscuridad de la noche, cuerpo octogonal, campana del Concejo, ladrillo mudéjar, la torre de Santa Bárbara, fiel a su cita anual con el Nazareno y con Nuestra Señora de la Fé.

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